martes, 13 de enero de 2009

Por los problemas técnicos que ha tenido este blog, abro uno nuevo, del cual ya haré la publicidad pertinente, y que únicamente constará de la segunda parte de don Quijote.

http://www.quijotee-sar.blogspot.com :)

miércoles, 7 de enero de 2009

Capítulo XXVI

Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena.

De este capítulo no haré un aburrido resumen, y mucho menos lo explicaré detalladamente, ni tampoco sacaré alguna conclusión como en los siguientes, dejaré todo eso de la valentía, o lo de perder el juicio a un lado, para centrarme en Dulcinea del Toboso, en comentar los versos con los que don Quijote la alaba, y que posteriormente crearon risas, sobretodo aquellos referidos a la añadidura <>.

Es un poema octosílabo, es decir, de arte menor, con rima en algunos versos pares. Habla, evidentemente, del dolor amoroso, o del amor doloroso, y explicado en este y otros capítulos, que siente nuestro caballero por Dulcinea. Contiene diversas figuras retóricas como la enumeración, la hipérbaton, la repetición, la aliteración,etc. Como campos semánticos predominan la naturaleza, el amor u otros sentimientos, como el dolor. Gramaticalmente no se puede destacar nada importante, ya que existe la presencia de adjetivos, sustantivos y verbos.


Al final del capítulo, y dejando un poco a parte el extraño amor de Dulcinea y don Quijote, tanto Sancho Panza, como el barbero, o el cura, intentan que éste salga de la penitencia y así arreglar esa locura que lo caracteriza.
A continuación, y después de varios días sin publicar ninguna entrada, colgaré resúmenes, comentarios de texto, imágenes, videos e incluso curiosidades relacionadas con los capítulos que teníamos que leer de don Quijote de la Mancha. Feliz año!

lunes, 8 de diciembre de 2008

Don Quijote enloquece después de haber leído demasiadas novelas de caballería. Adopta un nuevo nombre, decide enamorarse de Dulcinea de Toboso, a la que nunca ha visto, y sale de casa en busca de aventuras con su escudero Sancho Panza para mejorar el mundo.
¿Hasta que punto es cierta su locura?, es más, ¿es inventada o realmente existe tal enfermedad en Don Quijote? La definición de este término no queda muy clara, ni siquiera cuando es realizada por Sancho Panza:

“Y yo digo que el consejo de la mujer es poco, y el que no le toma es loco.”

En otras importantes obras, de grandísimos autores, se menciona la locura en alguno de sus personajes; es el caso, por ejemplo de Hamlet, de Shakespeare:

Seré muy breve. Vuestro noble hijo está loco; y le llamo loco, porque (si en rigor se examina) ¿qué otra cosa es la locura, sino estar uno enteramente loco? Pero, dejando esto aparte...

Don Quijote sabe actuar. Es capaz de verdaderas hazañas, no importando que sean superfluas. Desde este punto de vista, don Quijote se presenta de manera heroica. Está enloquecido y por eso no tiene miedo: la locura le presta coraje.

Yo creo que, como toda persona, repito, sólo en mi opinión, Don Quijote tiene una locura fingida por una parte, y por la otra, una que es del todo real, ya que comete hechos injustificables. Seguramente, cosa nunca demostrada, usa enfermedad o ficción según un propio interés. Esto nos acerca la novela un poquito más a nuestra época, como lo hacen otros factores característicos.

martes, 2 de diciembre de 2008


Antes de concluir mis actividades en el romancero, hago mención a un personaje aparecido últimamente en la lectura del Quijote, y también muy importante: Tirante el Blanco. Ésta es una novela caballeresca de finales del siglo XV, escrita en Valenciano por Joanot Martorell. Su autor se inspira entre otras, en la crónica de Ramon Muntaner. Aquí dejo un fragmento del libro, y el trailer de la adaptación cinematográfica, que si no recuerdo mal, fue rodada en un lugar muy cercano:

—¡Válame Dios! —dijo el cura, dando una gran voz—. ¡Que aquí esté Tirante el Blanco! Dádmele acá, compadre; que hago cuenta que he hallado en él un tesoro de contento y una mina de pasatiempos. Aquí está don Quirieleisón de Montalbán, valeroso caballero, y su hermano Tomás de Montalbán, y el caballero Fonseca, con la batalla que el valiente de Tirante hizo con el alano, y las agudezas de la doncella Placerdemivida, con los amores y embustes de la viuda Reposada, y la señora Emperatriz, enamorada de Hipólito, su escudero. Dígoos verdad, señor compadre, que, por su estilo, es éste el mejor libro del mundo: aquí comen los caballeros, y duermen, y mueren en sus camas, y hacen testamento antes de su muerte, con estas cosas de que todos los demás libros deste género carecen.



jueves, 27 de noviembre de 2008

¿Qué libros quemaría? ¿Solitud, Titus Livi, The pit and the pendulum? Ahora mismo me encuentro del todo centrada en los propuestos por nuestro magnífico instituto, y es más, no considero que tenga tanta experiencia con éstos, como para despreciarlos de tal manera. Me queda mucho que leer, mucho que admirar, y por lo tanto mucho que burlar. Uno de mis propósitos este año, y durante mi curso en bachillerato, es precisamente el contrario a la pregunta inicial; me gustaría tener esos conocimientos suficientes para, si más no, poder juzgar obras literarias de la calidad de Don Quijote de la Mancha. Hasta el momento, sigamos con el armado caballero.

Aclaro, por medio de mi blog, que durante el fin de semana concluiré las actividades del romancero.

martes, 25 de noviembre de 2008


En ausencia de nuestro profesor de literatura castellana, aprovecho esta hora para añadir alguna entrada a mi blog, que últimamente parece abandonado, sólo parece. Hace unos días empezamos a leer el libro, y causa también de todas nuestras actividades actuales en la asignatura,y me gustaría hacer especial incapié al hecho que tuve que leer el famoso inicio de la novela, el cual recordaré a continuación, aunque sea innecesario:

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco, y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda[...]

Confieso que no soy una gran lectora, y como ya afirmé en mi primera entrada, mucho menos tenía un gran entusiasmo por leer el Quijote. Eso sí, tengo esa frase grabada en mi mente desde hace años, podría decir. Ahora sólo espero que, a parte de los motivos que me obligan a que esto suceda, mi afición por los libros aumente en gran medida. No me hagáis caso.

La foto, hecha en Llançà, aunque imaginemos que es en Barcelona, quizás tenga poco que ver con Don Quijote, pero nuestro profesor Josep María Figueres, presente en la hora de guardia, nos ha recordado la figura de Dulcinea del Toboso, y la ha relacionado con ésta. Puede que en parte esté identificada. No lo sé.