miércoles, 7 de enero de 2009

Capítulo XXVI

Donde se prosiguen las finezas que de enamorado hizo don Quijote en Sierra Morena.

De este capítulo no haré un aburrido resumen, y mucho menos lo explicaré detalladamente, ni tampoco sacaré alguna conclusión como en los siguientes, dejaré todo eso de la valentía, o lo de perder el juicio a un lado, para centrarme en Dulcinea del Toboso, en comentar los versos con los que don Quijote la alaba, y que posteriormente crearon risas, sobretodo aquellos referidos a la añadidura <>.

Es un poema octosílabo, es decir, de arte menor, con rima en algunos versos pares. Habla, evidentemente, del dolor amoroso, o del amor doloroso, y explicado en este y otros capítulos, que siente nuestro caballero por Dulcinea. Contiene diversas figuras retóricas como la enumeración, la hipérbaton, la repetición, la aliteración,etc. Como campos semánticos predominan la naturaleza, el amor u otros sentimientos, como el dolor. Gramaticalmente no se puede destacar nada importante, ya que existe la presencia de adjetivos, sustantivos y verbos.


Al final del capítulo, y dejando un poco a parte el extraño amor de Dulcinea y don Quijote, tanto Sancho Panza, como el barbero, o el cura, intentan que éste salga de la penitencia y así arreglar esa locura que lo caracteriza.

1 comentario:

soldevilla dijo...

A veces la tecnología nos da algunos golpes bajos....